Fue el segundo nombre del semestre y llegó a reforzar una
línea que parecía no tener mayores sobresaltos, pero que con actuaciones como las de Valparaíso, lo llevan a ser hoy
uno de los puntales del equipo...
Un plantel contento, eso fue lo
que notoriamente se podía observar de los jugadores celestes que, al escuchar
el pitazo final, se abrazaron y en base a arengas parecían prometerse una sola
cosa: ir por el campeonato. Un triunfo que no sólo mete a O’Higgins
en lo alto de la tabla y a la espera del encuentro del próximo lunes donde se
jugará una de las claves del torneo ante Iquique, quienes suman un punto más
que los rancagüinos, sino que respalda un trabajo ordenado y un despliegue
físico que pocos equipos logran mantener los 90 minutos, el cual espera dar la
puntada final para la obtención del premio mayor.
O’Higgins no
ganaba en Valparaíso desde aquel recordado triunfo con gol de Enzo Gutiérrez,
que llevaría al Capo de Provincia a lo que fue, su primera aventura en Copa
Sudamericana, en su versión año 2012. Por ello la algarabía y el festejo. En ese contexto, uno que tuvo
una actuación sobresaliente, si no la más importante, fue el central Fabricio
Fontanini quien, con un gol al inicio del partido y una asistencia en los
descuentos para el 1 a 2 final, terminaría siendo una de las figuras del
partido y pieza clave del segundo triunfo de visita consecutivo de los pupilos
de Cristián Arán, situación que no ocurría en el club desde hace más de un
semestre.
Para el formado en Atlético Rafaela,
este paso por el fútbol chileno le ha entregado algo que hace tiempo no
lograba, continuidad de juego y a sólo seis fechas del inicio, ya figura como
uno de los buenos refuerzos llegados a la liga local, con la cancha abierta
para seguir haciéndose un nombre que de seguro, varios comenzarán a tener en
carpeta.
Fontanini llegó con chapa de “muro”,
un muro que supo rápidamente complementar con sus compañeros y ganar un cupo en
la titularidad que, fecha a fecha, argumenta con su juego. Un juego que no
sólo ha sabido mostrar en la línea defensiva sus armas, sino que a la vez lo
ha llevado a ser un importante agente ofensivo en los balones detenidos.
“Centro de Rolle y gol de
Fontanini”, pareciera ser una mezcla que dará réditos en el corto plazo. Los
trasandinos fueron compañeros en uno de los planteles gloriosos de San Lorenzo
de Almagro (Argentina) y hoy se vuelven a encontrar en un club con hambre de
gloria.
El defensor de 26 años, no sólo da
seguridad en el quite, potencia en el juego aéreo, salidas con intención de
juego y gol, sino que también llegó a ser el complemento perfecto de Albert
Acevedo en la línea de centrales celestes
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